Apenas has dormido cuatro horas después de cenar. Los platos se apilan sucios en la encimera de la cocina, bañada en una tenebrsa oscuridad.
Toda la casa esta inundada por un negro absimal y el mínimo sonido se oye como el bramar de una horda.

De pronto escuchas un sonido gutural, un quejido viscoso que repta por el pasillo que llega hasta tu cuarto. El colchón, pegado al suelo, se vuleve rígido e incómodo. Te ves obligad@ a deshacerte de la sábana que te cubre el rostro.

Vuelves a oírlo, pero esta vez acaricia la puerta de la estancia. Está dentro.

Dudas, ¿que haces?:te cubres con la sábana o alzas la vista